Crítica de “Sinners (2025)”

Crítica de “Sinners (2025)”

Una oscura sinfonía sobre la redención, el pecado y la inmortalidad

Ryan Coogler, conocido por revitalizar el cine afroamericano con obras como Fruitvale Station y Black Panther, regresa en 2025 con Sinners, un thriller de terror gótico y sobrenatural que no solo explora los rincones más oscuros del alma humana, sino que te sumerge en una atmósfera densa, cargada de simbolismo, música y pactos con fuerzas que no pertenecen a este mundo.

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Protagonizada por Michael B. Jordan en un rol dual como Elijah “Smoke” Moore y Elias “Stack” Moore, la película se convierte en una tragedia moderna con tintes míticos, ambientada entre los años 60 del sur profundo de Estados Unidos y el Chicago contemporáneo. Con un reparto diverso y talentoso, que incluye a Hailee Steinfeld, Delroy Lindo, Wunmi Mosaku y Jayme Lawson, Sinners se adentra en la línea que separa la humanidad de la condenación eterna.


La historia: un pacto sellado al ritmo del blues

La narrativa gira en torno a los hermanos Moore, Elijah (Smoke) y Elias (Stack), dos jóvenes negros en una América rural racista de los años 60, marcados por la pobreza, la música y una tragedia familiar que los empuja hacia caminos distintos. Smoke, desesperado por cambiar su destino, hace un pacto con una fuerza oscura que le otorga poder, fortuna y respeto, a cambio de su humanidad. Stack, por el contrario, intenta mantenerse en el camino recto, aunque cada paso que da lo acerca más a un destino trágico.

El punto de quiebre llega en una noche calurosa y tensa en un bar de Mississippi, donde Sammie —el joven prodigio del blues— presencia un acto de redención inesperado. Sesenta años después, en Chicago, Stack y Mary (Hailee Steinfeld) lo visitan para ofrecerle la inmortalidad, como un gesto final de redención. Sin embargo, Sammie, marcado por aquella noche, prefiere el paso del tiempo al precio eterno de lo sobrenatural. El blues que toca, entonces, se convierte en un acto de resistencia y de paz.


Temas centrales: pecado, redención e identidad afroamericana

Sinners no es una película de terror convencional. A través de elementos sobrenaturales y referencias religiosas, Coogler construye una historia profundamente humana sobre el dolor, el sacrificio y la necesidad de perdón. El pecado aquí no es solo moral, sino histórico: el racismo, la marginación y el olvido son presentados como fuerzas igual de peligrosas que cualquier entidad demoníaca.

El personaje de Smoke, interpretado con intensidad por Michael B. Jordan, encarna el conflicto eterno entre poder y conciencia. Stack, por su parte, es el reflejo del hombre que observa, que calla, que duda… pero que, al final, aún puede elegir. La historia de Sammie, a quien vemos en su vejez convertido en leyenda del blues, es quizás la más conmovedora: el niño testigo del horror que decide vivir en paz con sus demonios, en vez de prolongar una existencia maldita.


Dirección y atmósfera: una carta de amor al terror gótico

Coogler entrega una dirección precisa, elegante y atmosférica. La ambientación sureña, con sus pantanos, iglesias abandonadas y bares de carretera, se mezcla con escenas neblinosas en un Chicago moderno, siempre acompañado por una banda sonora profundamente inspirada en el blues y el góspel, que actúa casi como un personaje más en la historia.

Las referencias visuales a clásicos del cine gótico, como Angel Heart o incluso Candyman, son evidentes pero renovadas. La fotografía, con tonos dorados, ocres y violáceos, acentúa el contraste entre lo humano y lo eterno, mientras que el diseño sonoro refuerza la tensión, sin abusar del «jump scare».


Actuaciones destacadas: el alma de la película

Michael B. Jordan ofrece una actuación imponente, cargada de ambigüedad y dolor. Su dualidad como Smoke y Stack es uno de los grandes logros del filme, logrando diferenciar dos personalidades que, aunque gemelas, caminan en sentidos opuestos.

Delroy Lindo, como Delta Slim, y Jayme Lawson, como Pearline, añaden profundidad y tragedia con actuaciones llenas de matices. La revelación, sin embargo, es Miles Caton como Sammie joven, cuya sensibilidad logra sostener los momentos más duros de la cinta con una mezcla de inocencia y fuerza.


Conclusión: una propuesta poderosa y reflexiva

Sinners no es una película fácil. Es una experiencia que exige atención, reflexión y una apertura hacia temas que, aunque anclados en lo sobrenatural, son profundamente humanos. Ryan Coogler logra construir un puente entre el cine de género y el comentario social, entregando una obra que, aunque inquietante, es también bellamente trágica.

Una cinta que no solo revive el terror gótico desde una mirada afroamericana, sino que también plantea preguntas sobre lo que estamos dispuestos a sacrificar para sentirnos verdaderamente libres.


Calificación: 8/10
Un relato que duele, cautiva y deja huella. El pecado, al fin y al cabo, es tan humano como el deseo de redención.


¿Ya viste Sinners? ¿Qué opinas del final de Sammie y la última vez que Stack vio el sol? Déjalo en los comentarios y sigue explorando más películas conmigo. Jorge Eduardo Rodriguez

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